domingo, 11 de octubre de 2009

Mi confrontación con la docencia

La vida nos depara muchas sorpresas, algunas desagradables y otras agradables. Lo importante es aprender de las situaciones que nos toca vivir y sacarles provecho al máximo.

En el ya lejano año de 1989, en mayo para ser más exacto, me enfrente a la decisión que todo joven de preparatoria se enfrenta al concluir su bachillerato, ¿si trabajar o seguir estudiando una carrera profesional?

En mi caso opte por seguir estudiando, porque gracias a dios mis papas me pudieron apoyar. Pero ese solo fue el principio de todo, porque tenía que elegir cual sería mi profesión.

Después de pedir consejos a mis profesores, y de revisar la oferta educativa de ese entonces, decidí estudiar la carrera de ingeniero mecánico en el instituto tecnológico de Mérida. Esto con el afán de dar seguimiento a mi bachillerato que fue en físico- matemáticas y técnico en máquinas de combustión interna, que estudié en el CETis # 19 de la ciudad de Ticul Yucatán.

Al principio, me fue complicado el estudio de los primeros semestres en el tecnológico, porque me dí cuenta que tenía deficiencias en física y matemáticas. Pero con la ayuda de un compañero que estudió en la preparatoria número 2 de la UADY, fui buscándole el “chiste” a las matemáticas y a la física.

En el año de 1993, un año antes de concluir mi carrera en el ITM, un grupo de alumnas de la preparatoria Ticul, fue a mi casa a solicitarme asesorías en matemáticas y física, donde presentaban problemas de aprendizaje.

Para empezar nunca había impartido asesorías a nadie y menos en la asignaturas donde presente deficiencias alguna vez, pero acepte el desafío. Les pedí me proporcionarán sus libretas para que investigara los temas que estaban estudiando y así poder ayudarlas.

Grande fue mi sorpresa al descubrir que lo que les explicaba, casi todo me entendían, y lo que no quedaba claro se los volvía a explicar de otra forma. Tiempo después presentaron sus exámenes, y para sorpresa de ellas y mía, fueron de las mejores al final del semestre.

De esta manera me fueron conociendo como “maestro de asesorías de matemáticas y física”. Padres de familia asistían a mi casa por ayuda para sus hijos y también alumnos de otras escuelas de bachillerato. Esta actividad solo podía realizarla sábado y domingo, porque como ya comenté estaba en el último año de mi carrera profesional.

Al terminar mi carrera en 1994, ya tenía un año trabajando en el hospital regional Benito Juárez García del IMSS, donde aplique los conocimientos de ingeniero mecánico, en el área de jefatura de conservación del hospital.

Al concluir mi estadía en el hospital en Agosto de 1994, me fui a trabajar por dos meses en el ingenio azucarero de la “Joya” en el vecino estado de Campeche. Pero un día decidí regresar a Yucatán a concluir mi reporte de prácticas profesionales, ya que este documento era muy importante para poder titularme.

A la semana de haber regresado a Yucatán, un amigo de mi papá, fue a mi casa a hablar conmigo para ofrecerme un trabajo en la población de Teabo Yucatán. El trabajo que me ofreció esta persona (que por cierto era el director) fue el de docente de matemáticas y física en el COBAY plantel Teabo (aproximadamente a 40 km de Ticul). Al principio dude, pero al cabo de dos días de pensarlo, acepte este nuevo desafío en mi vida, ya que confiaba en mi experiencia de las asesorías, pero sobre todo de la experiencia adquirida en mi carrera, debido a que en esta, el pan nuestro de cada día era la aplicación de la matemáticas y la física. Comencé el 15 de Noviembre de 1994.

No esta demás comentar, que el poco más de un año de experiencia laboral, donde puse en práctica mis conocimientos como ingeniero, me sirvió para ser más didáctico en la impartición de mis clases.

Pienso que ser profesor es un orgullo, pero también una enorme responsabilidad, debido a que trabajamos con seres humanos con diferentes problemas, y que depositan toda su confianza en nosotros para salir adelante y mejorar su calidad de vida.

En cuanto a lo que siento de ser profesor, puedo comentar lo siguiente: Me da la oportunidad de saber nuevas cosas en el campo de la ciencia y la tecnología, y no quedar obsoleto en mis conocimientos de ingeniero. Además es muy emocionante enfrentarme a los retos que se presentan todos los días en el aula.

Ser docente de EMS no ha sido un trabajo fácil, pero en el campo laboral es lo mejor que me ha pasado en la vida. Porque de esta forma, tengo la oportunidad de ayudar a muchos jóvenes en su preparación académica y también en la personal.

La satisfacción que tengo como docente, es que cuando en la calle me encuentro a algún exalumno, y que ha concluido su carrera profesional, me agradece y comenta que gracias a la paciencia, los regaños y la dedicación de mis clases son personas exitosas y de bien.

También cuando ganan concursos académicos, deportivos y culturales, es un orgullo que los alumnos, nos platiquen que gracias a nuestro esfuerzo, experiencia y los consejos que les damos, consiguieron esos triunfos.

En cuanto a sentir insatisfacción en mi trabajo, son pocos los motivos, pero el principal de ellos, son los bajos salarios de nuestro subsistema. Pero quiero dejar claro, que a pesar de esta situación, mi trabajo en el aula, lo tomo con la mayor responsabilidad y profesionalismo, porque los alumnos no tienen la culpa, y no es justo que ellos paguen los “platos rotos”.

En alguna ocasión en un curso, un “maestro” comento lo siguiente: “Yo tengo dos trabajos en uno me pagan más que en otro. Donde me pagan más trabajo y donde me pagan menos hago como que trabajo”.

Este “maestro”, realmente tenía formación académica para la docencia, y me dio mucha pena su comentario. En ese momento pensé: “Yo no tengo la formación académica para ser maestro, pero yo soy maestro de corazón y a mucho orgullo”.

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